
Somos tan pequeños y es tan grande el mundo que parece imposible decidir cual es el mejor lugar para estar. Pero de repente tropiezas con un pequeño cobijo donde, ya sea por algo o alguien, todo tiene sentido y todo te entiende; donde, con inevitable sonrisa, quieres cuidarlo todo y todo te cuida; y donde, simplemente, ya sabes que es el lugar que quieres volver cuando termine el día, porque, simplemente, es donde quieres empezar el siguiente.
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