miércoles, 30 de diciembre de 2009

Te amo.

Abre su libro y retoma la lectura. Vuelve sobre la última frase leída: «puedo decir a otra persona "te amo", debo estar en condiciones de decir "amo a todo el mundo en ti, amo al mundo a través de ti, en ti también me amo a mí mismo".»
Lo que le parece un mensaje claro. Se echan a reír y vuelven a los libros respectivos, cómplices y cercanos. Después, alarga un pie y lo apoya sobre el de ella. Quiere sentirla. Quiere sentir su calor. Y, sobre todo, no quiere perderla, en nombre de ese verbo conjugado en tres tiempos.

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