miércoles, 23 de septiembre de 2009

Truenos.

Miedo. Aliento contenido. Sudor frío. El terrible cielo bajo ahoga el amanecer. No hay por dónde escapar. Silencio...
El amor se para. Tiembla la culpa. El remordimiento cierra los ojos. Más silencio...
El trueno, sordo, retumbante, interminable, como un bostezo que no acaba del todo, como una enorme carga de piedra que cayera del cenit al pueblo. Recorre, largamente, la mañana desierta. No hay por dónde huir. Todo lo débil; flores, pájaros..

Desaparece de la vida.



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