
El amor se para. Tiembla la culpa. El remordimiento cierra los ojos. Más silencio...
El trueno, sordo, retumbante, interminable, como un bostezo que no acaba del todo, como una enorme carga de piedra que cayera del cenit al pueblo. Recorre, largamente, la mañana desierta. No hay por dónde huir. Todo lo débil; flores, pájaros..
Desaparece de la vida.
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